sábado, 11 de junio de 2022

Reseña: "Última escala en ninguna parte" de Ignacio Padilla

SINOpSIS: Abilio emprende un viaje interminable alrededor del mundo. Después de pasar más de la mitad de su vida en aviones, entre aviones y con aviones, se da cuenta de que no puede llegar más lejos; nadie puede hacerlo.
Una especie de cansancio, un vacío en la panza le anuncian que está por llegar a un punto del viaje a partir del cual ya no le será posible regresar a casa.
Aunque intenta espantar la soledad y melancolía viajera, el destino lo toma en sus garras y lo empuja al punto de no retorno: a la última escala en ninguna parte.


OPINIÓN PERSONAL: Siendo una obra póstuma, leerlo implica una nueva mirada a esta historia. Publicado bajo el sello juvenil A través del espejo, perteneciente a Fondo de Cultura Económica, el autor nos regala una reflexión de vida en esta ficción que apenas alcanzan las 50 páginas. ¿Un relato autobiográfico? Jamás lo sabremos, a pesar del sabor amargo que nos deja el resultado de esta lectura (leída en un mismo día).
La trama es básicamente lo explicado en la sinopsis, dándonos una cachetada de realidad en el cual esta clase de libros no deberían estar encasillados a un público segmentado. Por mas que nuestro protagonista jamás devela su edad con exactitud, estoy mas que seguro que una persona adulta lo puede leer, comprendiendo el mensaje que Ignacio quiso dejar.
Y por último, pero no por eso menos importante, agradecer a la editorial por el ejemplar.


CALIFICACIÓN: ✭✭✭✭✭


Portada original


FRASES DESTACADAS


"-Cuando uno viaja hay que ponerse en manos del destino (...). Y el destino (...) es demasiado caprichoso. El destino no es de fiar.
-¡Pero de eso se trata (...)! Los viajes deben sorprendernos siempre.
-No lo creo (...). No me gustan las cosas que no puedo controlar ni prever. (...) En los libros viajar no se sale de control, no mucho."

"Claro está que los otros (...) intentaban ser discretos. pero después de un rato era obvio que constituían un grupo, una especie de sociedad secreta cuyos miembros teníamos que identificarnos unos a otros. Al principio sentí rabia y celos de ellos. Luego me consolé pensando que, al fin y al cabo, no estaba mal que hubiera otros (...) como yo. De alguna forma podíamos ser una extraña familia que se protegía y se acompañaba para espantar la soledad de tanto viaje.
Con esa idea me relajé un poco y me dispuse a conocer a mi nueva familia."

"Las personas pasamos siempre por muchas fases (...) la Fase Uno siempre es muy agradable y emocionante. En la Fase Uno todos somos ganadores y creemos además que somos los únicos ganadores. Recibimos premios (...), los sorteos nos señalan como por arte de magia. (...) para que en casa vean que no somos los fracasados que ellos pensaban que éramos. (...) En la Fase Dos las cosas son todavía más o menos agradables hasta que descubrimos que no somos únicos. Entonces creemos que hemos hallado una nueva familia de gente como nosotros. Al principio nos da gusto, pero de pronto nos encontramos queriendo volver a ser únicos, mejores que los demás. En ese momento (...) perdemos el interés (...). Queremos llegar más lejos que nadie hasta que entendemos que (...) no se puede llegar más lejos que nadie. Y así, vamos dejando que se pierdan nuestros últimos lazos con la vida y con el hogar. Es en ese momento cuando ya estamos preparados para entrar de lleno en la Fase Tres (...). Es algo, digamos, difícil de explicar. Es... es como si algo te estallara en mil pedazos por dentro."

"En fin, (...) esta vida no está hecha para cualquiera, pues exige muchos sacrificios y muchas renuncias."

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